Bendito tú, oh jehová; enséñame tus estatutos. Con mis
labios he contado todos los juicios de tu boca. Me he gozado en el camino de
tus testimonios más que de toda riqueza. En tus mandamientos meditaré;
consideraré tus caminos. Me regocijaré en tus estatutos; no me olvidaré de tus
palabras. Haz bien a tu siervo; que viva, y guarde tu palabra. Abre mis ojos, y
miraré las maravillas de tu ley. Forastero soy yo en la tierra; no encubras de
mí tus mandamientos. Salmos 119:12-19 (rvr1960)
La Palabra
de Dios trae libertad, gozo y guía. Pas. Víctor López Domingo 2 de febrero
2019.
La mayoría de nosotros nos
irritamos con las reglas ya que pensamos que nos limitan en aquello que
queremos hacer. Pero así no funciona con la Biblia. A primera vista, parece ser
extraño oír a alguien regocijarse en las leyes de Dios más que en las grandes
riquezas. ¿Quién encuentra más gozo en las Escrituras que en obtener un gran
premio de millones de pesos? En este caso el que busca la perfección. Aquel que
valora más la Escritura tendrá por poca estima cualquier riqueza terrenal.
Pero ¿por qué?, aquí el
salmista esta consiente de algo que mucho hasta el día de hoy ignoran; la Ley
de Dios fue dada para traernos libertad, para ser todo lo que Él quiere que seamos.
La Biblia nos limita en aquello que va a lastimarnos y nos lleva ha desarrollar
lo mejor de nosotros. La guía de Dios nos ayuda a seguir sus caminos y evitar aquellos
que llevan a la destrucción. Ejemplos hay para tirar al cielo y ver como muchos
han menospreciado la corrección y corren a los peligros de la riqueza con su propia
opinión. Es en la conciencia de esta disciplina que uno como creyente se goza
en meditar Su Palabra.
Sin embargo, esta libertad y
gozo no se encuentra en el mundo. Jesús entrega algo mucho mejor y es así
mismo, donde encontramos esta libertad y gozo (lea Juan 14:27). Por ello al
buscar esta perfección, nos encontramos a nosotros mismos como forasteros en
esta tierra que va al contrario de las leyes de Dios. No somos de este mundo,
pero si vivimos en este mundo como embajadores (Lea 2 Corintios 5:20). Al estar
en esta tierra extraña se necesita un guía y ahí está la Biblia para ser nuestro
mapa.
En un viaje largo se ocupa
un mapa o localizador pues podríamos perdernos. La vida misma es lo bastante larga
(Sí Dios así permite) para necesitar un mapa, buscar de guía, evitar el peligro
y así poder llegar a nuestro ultimo destino. Nosotros somo peregrinos, gente de
paso, y como tales debemos estudiar el mapa de Dios, aprender sus caminos,
tomar en cuenta las advertencias y seguir adelante. Si ignoramos esto, estaremos
avanzando a caminos peligrosos y desviándonos del verdadero destino.
¡No se desanime! La misma
Escritura le dará consejo para vivir en libertad, encontrará gozo en la obediencia y caminará
por los buenos caminos de Dios.