Tus estatutos son maravillosos; por eso los
obedezco. La exposición de tus palabras nos da luz, y da
entendimiento al sencillo. Jadeante abro la boca porque ansío tus
mandamientos. Vuélvete a mí, y tenme compasión como haces siempre con los que
aman tu nombre. Guía mis pasos conforme a tu promesa; no dejes que me domine la
iniquidad. Líbrame de la opresión humana, pues quiero obedecer tus preceptos.
Haz brillar tu rostro sobre tu siervo; enséñame tus decretos. Ríos de lágrimas
brotan de mis ojos, porque tu ley no se obedece.
Salmos 119:129-136 (NVI)
Maravillados
de Jesús en la Palabra de Dios. Ptr Víctor López.
La iglesia tiene muchas
funciones, y algunas de ellas son la enseñanza de la Biblia, la comunión de la
familia en la fe y partir el pan, que se refiere a la santa cena, y a la
oración (Hechos 2:42). Podemos encontrar otras más, pero la que nos compete aquí
es la enseñanza. La exposición de la Palabra de Dios es maravillosa.
En mis primeros años de cristiano
lo único que me motivaba a ir a la iglesia era la comunión que había (y que aún
existe gracias a Dios), pero con el paso del tiempo me fui enamorando de la
palabra de Dios. Todo comenzó porque alguien en la iglesia me dijo: “busca a
Jesús en las Escrituras”. Y fue un reto para mí, primero leer la biblia
constantemente, observar el contexto que leía e identificar las sombras de
Jesús en las historias del Antiguo Testamento fue algo sorprendente. Era luz
que me daba entendimiento a mi caminar cristiano.
Cuando leo este pasaje de
salmo 119:129-136, me veo a mí mismo como ese hombre que ansía con tremenda sed
un vaso de agua en el desierto. Mi vida espiritual debe ser así. Mi espíritu
esta sediento de ver a Jesús en cada versículo de la Biblia. Jadeo por ver
lo que Jesús tiene para mí en cada capítulo. Y espero que sea así para ti también.
Ese momento de ver a Jesús en la lectura es lo que da forma a nuestra vida espiritual.
Esa sed espiritual será saciada
cuando bebas de Jesús en la Palabra de Dios. Y recuerda, la sed es diaria. No
me lo puedes negar, pues vivimos en un desierto literalmente (Hermosillo). Ahora,
¿No creo que tengas sed solo el domingo verdad? Pues así también, todos los
días tenemos sed espiritual.