L.C.P. y M.I. Víctor Manuel López Barrón

Con 30 años de edad, y casi 10 de haber sido encontrado, Dios me ha llevado por varias experiencias que han transformado mi vida para Su gloria, donde hasta hoy se resume en lo siguiente: Sigo aprendiendo.

viernes, 23 de agosto de 2019

Disciplinándonos a la perfección.


Que llegue mi clamor a tu presencia; dame entendimiento, Señor, conforme a tu palabra. Que llegue a tu presencia mi súplica; líbrame, conforme a tu promesa. Que rebosen mis labios de alabanza, porque tú me enseñas tus decretos. Que entone mi lengua un cántico a tu palabra, pues todos tus mandamientos son justos. Que acuda tu mano en mi ayuda, porque he escogido tus preceptos. Yo, Señor, ansío tu salvación. Tu ley es mi regocijo. Déjame vivir para alabarte; que vengan tus juicios a ayudarme. Cual oveja perdida me he extraviado; ven en busca de tu siervo, porque no he olvidado tus mandamientos.
Salmos 119:169-176 (NVI)

Disciplinándonos a la perfección. Ptr. Víctor López.

Resultado de imagen para disciplina espiritual

El salmista al igual que nosotros llega al final del salmo 119. Toda una travesía en experimentar la dependencia a Dios, revelar nuestro ser ante Él y confiar en que Su Palabra es mejor que cualquier otra cosa en este mundo. Buscar gracia y fuerzas para que nuestras oraciones sean escuchadas por el Señor es parte de la disciplina que hemos aprendido en este camino a la perfección. Desear saber más de Dios en Cristo es el objetivo.

Lo que hemos aprendido hasta aquí es la dependencia profunda y sincera al poder de Dios a través de Su palabra. Aprender a orar por lo que Él ha prometido en lugar de orar por lo que nosotros pensamos o queremos. Recuerda que la base para nuestra comunión efectiva con Dios debe de ser la misma Palabra de Dios. Sus mandamientos, sus ordenanzas, sus leyes son parte de nuestra guía para nuestra vida cristiana. Pero también en Su palabra hay promesas, propósitos y planes que nos animan y fortalecen para continuar.

Espero que este salmo sea una base con la cual podemos autoevaluar nuestros corazones y nuestras vidas. ¿Se ajusta nuestro corazón, limpiado por la sangre de Cristo, a esas oraciones, resoluciones y confesiones que hemos estado observando en este salmo? ¿Es la Palabra de Dios la norma de nuestra fe y la ley de nuestra forma de vivir? ¿Usamos las promesas en Cristo por lo que es realmente necesario?

Seremos llenos de gozo si realmente vivimos con este tipo de disciplina que deleita.

miércoles, 14 de agosto de 2019

Vivir en la Victoria de Cristo.

Gente poderosa me persigue sin motivo, pero mi corazón se asombra ante tu palabra. Yo me regocijo en tu promesa como quien haya un gran botín. Aborrezco y repudio la falsedad, pero amo tu ley. Siete veces al día te alabo por tus rectos juicios. Los que aman tu ley disfrutan de gran bienestar, y nada los hace tropezar. Yo, Señor, espero tu salvación y practico tus mandamientos. Con todo mi ser cumplo tus estatutos. ¡Cuánto los amo! Obedezco tus preceptos y tus estatutos, porque conoces todos mis caminos.
Salmos 119:161-168 (NVI)

Vivir en la Victoria de Cristo. Ptr. Víctor López.



Los creyentes que realmente hacen de la Palabra de Dios su resguardo prefieren recibir la ira de los hombres que no temen a Dios, antes que quebrantar la ley de Dios. ¿Es esta tu forma de vivir? La Biblia nos declara que “en Jesús” somos más que vencedores (Rom. 8:37), y esto sólo se da por lo que Jesús ya ha hecho en nuestra vida. La victoria la ganó Jesús al pelear por nosotros en la cruz del calvario y al derrotar a la muerte con su resurrección. Sólo por fe puedes beneficiarte de este logro tan grande.

Vivir en la victoria de Cristo debe de reflejarse en cada uno de nosotros de manera evidente. Todos odiamos que nos mientan, pero debemos odiar más el decir mentiras. Mientras más veas la belleza de la verdad en Cristo Jesús en su Palabra, más veras la terrible y perversa deformación de la mentira, y así con otros pecados. Hoy estamos rodeados de un mundo lleno de mentiras, que te dicen qué creer, pero está en ti buscar refugio sólo en la verdad de la Palabra de Dios.

Alaba a Dios aún en las dificultades y aflicciones que estés pasando debido a esto. ¿Eres víctima de las mentiras de grandes personas? La gracia de Dios es más que suficiente para pasar por ese camino. No dejes que las mentiras de otros callen las verdades espirituales que Dios tiene en su Palabra. Eres amado, eres importante, eres vencedor y sólo porque Jesús lo ha hecho todo por ti. Por ello, ni siquiera tú puedes minimizar esta verdad.

Matthew Henry dice: “Quienes aman al mundo son muy confundidos, porque éste no responde a lo que ellos esperan; quienes aman la palabra de Dios, tienen gran paz, porque supera lo que ellos esperan”. Abraza la verdad de la Palabra de Dios, camina en la victoria que sólo Jesús puede dar y obedece lo que Él dice.